La escritora Virginia Vidal pone a disposición de lxs lectorxs de Mujeres Viajeras su prólogo al libro Belén de Sárraga: Precursora del feminismo hispanoamericanoescrito, investigación de los historiadores Julia Antivilo y Luis Vitale (publicado por CESOC el año 2000)...
* Entrada anterior sobre Belén de Sárraga.
BELÉN DE SÁRRAGA: LA IDEA Y LA PALABRA
por Virginia Vidal
BELÉN DE SÁRRAGA fue una luchadora cuyas ideas y palabra elocuente
interpretaban el sentir y las necesidades de la pujante mayoría que se
organizaba en pro de la justicia social. Belén era la agitadora que recorría
los caminos de América apuntando contra quienes detentaban el poder sustentado
en el sojuzgamiento de los seres humanos, en la desigual repartición de la
riqueza, en la doble moral. Así como elevaba su protesta contra el asesinato
del poeta y escritor José Rizal, héroe de la independencia filipina, y
repudiaba la guerra colonial, también proclamaba la preservación del medio
ambiente, la emancipación femenina, la igualdad de los hijos nacidos fuera del
matrimonio, el rechazo a la militarización de la enseñanza juvenil, e impugnaba
con todas sus fuerzas la explotación del niño condenado a trabajar. Ella
inspiró en Iquique a las mujeres proletarias de Chile para que se dieran su
primera organización.
Profesora y doctora en medicina, la andaluza Belén de Sárraga pasó su
sabroso acento por el tamiz porteño al radicarse con sus hijos en Uruguay. Su
verba vibrante era admirada por la belleza de la forma y la profundidad de las
ideas. Esta mujer de cultura excepcional dejó honda huella en la conciencia de
las mujeres, los estudiantes y los obreros de la segunda década de este siglo.
Al menos, dos veces visitó Chile donde fue aclamada y donde la fuerza popular
acalló todas las críticas insidiosas que contra ella pretendieron elevarse. Tan
destacada intelectual de comienzos de siglo sigue siendo una mujer fascinante,
pese al deliberado intento de matarla con el olvido, pues no figura en las
enciclopedias, en los textos de la historia oficial, tampoco es fácil hallar
sus retratos; sin embargo provocó un singular fenómeno en nuestro país cuando
por la fuerza de su palabra logró galvanizar a vastos sectores y llegar a la
conciencia de quienes se sentían insatisfechos con el estado de cosas
existente. Su elocuencia fue comparada a la del gran tribuno español Emilio
Castelar.
Luis Emilio Recabarren, a quien hemos llamado
“pionero del feminismo”, contribuyó en gran medida a organizar los primeros
centros de mujeres trabajadoras y esposas de obreros. En estos centros las
mujeres comenzaron a tratar sus problemas y a tomar conciencia de la necesidad
de ser ellas mismas sujetos de la historia. Acaso éste, aunque tan importante,
haya sido el menos valorado de los aportes de ese dirigente obrero a las luchas
sociales.
Cuando le surgió la lúcida ocurrencia de invitar a
Belén de Sárraga a Iquique, ya había fundado el Partido Obrero Socialista el
año anterior, 1912, así como el periódico El Despertar de los Trabajadores. Previa a la cristalización de la iniciativa,
fue su labor de propaganda y organización entre las mujeres nortinas.
Todo nació con lacónico telegrama enviado por el
fundador del Partido Obrero Socialista:
“Iquique, 23 enero 1913
Señora
Belén de Sárraga
Hotel Oddó
Santiago
Socialistas Iquique tendríamos
placer en escucharla. Agradeceríamos anunciarnos si podría venir.
Luis Emilio Recabarren”
Este
telegrama enviado a la conferenciante, publicado al día siguiente en La Razón,
de Santiago, fue el detonante del más notable fenómeno de influencia ideológica
producido en Chile, a partir de las ocho o nueve conferencias dictadas por la
apasionada feminista y anarquista española. La propia imprenta del periódico La Razón
le editó uno de sus folletos en una tirada de diez mil ejemplares.
Se puede decir que al día siguiente de la llegada de
la elocuente oradora, ya comenzaron a proliferar los centros femeninos “Belén
de Sárraga” en las oficinas salitreras. En aquel año existían en Tarapacá
ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las cuales estaban
bajo control de los ingleses. Iquique, el segundo puerto en importancia de la
república, contaba con unos treinta y cinco mil habitantes y cuatrocientas
cincuenta manzanas de casas.
Del
profundo efecto que esa mujer causó en el líder sindical da cuenta su poema A Belén de Sárraga,
publicado el 22 de febrero de 1913 en El
Despertar de los Trabajadores. En nueve estrofas de cuatro versos trata de
expresar la admiración y canta a la “grande
mujer, valiente y admirable” y, por
sobre todo, canta a su verbo:
“Que irradie siempre tu verbo
altruista/ haciendo luz, conciencia y altivez!/ con dignidad inmensa y
honradez/ lucha a tu lado el mundo Socialista!”
Es
muy importante recordar que la sede de El
Despertar de los Trabajadores era centro de reunión y casa del pueblo. Ahí
llegaban los más connotados personajes de avanzada e intelectuales de ese
tiempo, como el poeta Víctor Domingo Silva o el dramaturgo Armando Moock. El
mismo Recabarren la acompañó en la gira por la pampa salitrera. La española
también tuvo a su disposición las páginas de El Despertar de los Trabajadores para publicar artículos tales
como: La mujer como entidad social,
La mujer despierta, La mujer en acción.
En
una de sus conferencias, Belén puso énfasis en que el atraso de la mujer a
comienzos del siglo provenía del estado de inferioridad impuesto desde la edad
media e ilustró su decir con este ejemplo: “En
un concilio del siglo VI de la era cristiana se sometió a discusión si la mujer
tenía alma y sólo por dos votos a favor quedó resuelta afirmativamente esta
duda. Calculad cuál habría sido la situación… si aquellos dos santos varones
llegan, por cualquier circunstancia, tarde a la votación” (El Mercurio de
Valparaíso, 14.02.13). En ese mismo medio, al ser entrevistada sobre los
ataques de que había sido objeto, afirmó: “Cómo
quieren ustedes que no me ataquen si vengo yo a malear un negocio que tantas
utilidades daba a cierta gente? Vengo yo aquí a predicar la verdad, a emancipar
a los que están subyugados. Arranquemos a la mujer, al obrero y al estudiante
de esas influencias y habremos alcanzado el ideal del libre pensamiento”.
Fue Luis Emilio Recabarren, a quien hemos llamado “pionero del
feminismo”, quien bajo la influencia de Belén de Sárraga impulsó la
organización de los primeros centros de mujeres trabajadoras y esposas de
obreros. En estos centros las mujeres comenzaron a tratar sus problemas y a
tomar conciencia de la necesidad de ser ellas mismas sujetos de la historia.
Acaso éste haya sido el menos valorado de los aporte de ese dirigente obrero a
las luchas sociales. Cuando le surgió la lúcida ocurrencia de invitar a Belén
de Sárraga a Iquique, ya había fundado el Partido Obrero Socialista el año
anterior, 1912, así como el periódico El Despertar de los Trabajadores. Previa a la
cristalización de la iniciativa, fue su labor de propaganda y organización
entre las mujeres nortinas. Se puede decir que al día siguiente de la llegada
de la elocuente oradora, ya comenzaron a proliferar los centros femeninos
“Belén de Sárraga” en las oficinas salitreras. En aquel año existían en
Tarapacá ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las
cuales estaban bajo control de los ingleses. Iquique, el segundo puerto en
importancia de la república, contaba con unos treinta y cinco mil habitantes y
cuatrocientas cincuenta manzanas de casas.
El
telegrama enviado por Recabarren en el verano de 1913 a la conferenciante,
publicado al día siguiente en el diario La Razón,
de Santiago, fue el detonante del más notable fenómeno de influencia ideológica
producido en Chile, a partir de las ocho o nueve conferencias dictadas por la
apasionada feminista y anarquista española. La propia imprenta del periódico La Razón
le editó uno de sus folletos en diez mil ejemplares, tirada impresionante para
la época.
Del
profundo efecto que esa mujer causó en el líder sindical da cuenta su poema A Belén de Sárraga,
publicado el 22 de febrero de 1913 en El
Despertar de los Trabajadores. En nueve estrofas de cuatro versos trata de
expresar la admiración y canta a la “grande
mujer, valiente y admirable” y, por
sobre todo, canta a su verbo:
“Que irradie siempre tu verbo
altruista/ haciendo luz, conciencia y altivez!/ con dignidad inmensa y
honradez/ lucha a tu lado el mundo Socialista!”
Es
muy importante recordar que la sede de El
Despertar de los Trabajadores era centro de reunión y casa del pueblo. Ahí
llegaban los más connotados personajes de avanzada e intelectuales de ese
tiempo, como el poeta Víctor Domingo Silva o el dramaturgo Armando Moock.
El
mismo Recabarren la acompañó en la gira por la pampa salitrera. La española
también tuvo a su disposición las páginas de El Despertar de los Trabajadores para publicar artículos tales
como: La mujer como entidad social, La
mujer despierta, La mujer en acción.
En
una de sus conferencias, Belén puso énfasis en que el atraso de la mujer a
comienzos del siglo provenía del estado de inferioridad impuesto desde la edad
media e ilustró su decir con este ejemplo: “En
un concilio del siglo VI de la era cristiana se sometió a discusión si la mujer
tenía alma y sólo por dos votos a favor quedó resuelta afirmativamente esta
duda. Calculad cuál habría sido la situación… si aquellos dos santos varones
llegan, por cualquier circunstancia, tarde a la votación” (El Mercurio de
Valparaíso, 14.02.13). En ese mismo medio, al ser entrevistada sobre los
ataques de que había sido objeto, afirmó: “Cómo
quieren ustedes que no me ataquen si vengo yo a malear un negocio que tantas
utilidades daba a cierta gente? Vengo yo aquí a predicar la verdad, a emancipar
a los que están subyugados. Arranquemos a la mujer, al obrero y al estudiante
de esas influencias y habremos alcanzado el ideal del libre pensamiento”.
La
española dio cinco conferencias en Iquique y luego se dirigió a Negreiros y
Pisagua. Retornó al puerto y el sábado 3 de julio, el Centro Anticlerical auspició
la velada en el local de El Despertar de
los Trabajadores. El entusiasmo de los participantes es indescriptible. Al
finalizar el acto, una columna de manifestantes acompañó a Belén de Sarraga
hasta el hotel. Encabezaba el desfile la estudiantina “Germinal” interpretando La
Marsellesa. A las dos de la mañana pasó la manifestación
ante la Vicaría.
Según
Recabarren, el Centro Femenino Anticlerical “Belén de Sárraga” “es la única organización en Chile en su
género que desarrolla la hermosa tarea de libertar las conciencias femeninas
del fanatismo salvaje que aún supervive”. Años más tarde, se cambió el
nombre de esta institución como Centro Femenino de Librepensadores “Belén de
Sárraga”.
Tan
compenetrado estaba Recabarren de los derechos de la mujer que el 23 de abril
de 1914. publicó Canción femenina en
el mismo Despertar. Como nada es
casual, reveló de paso su amor por la lírica al colocar bajo el título: “Se canta con música del coro de la ópera
Norma, de Bellini (para el centro femenino)”.
Profundamente
coincidente con la prédica anticlerical y libertaria de Belén de Sárraga,
Recabarren no sólo pretende interpretar sus sueños, anhelos e ideales, sino
también toma la voz de la mujer:
“Ya no somos las siervas sumisas (…) ya no
somos la cándida grey (…) Oh, mujeres! No seamos más necias! ¡seamos libres!
¡abajo la cruz! (…) de la iglesia la esclava hemos sido/ del patrón, del marido
brutal,/ y jamás terminar han querido/ esa triste ignominia sin par”.
Un
trabajo de Claudia Aranda y Ricardo Canales nos ha permitido apreciar cuán
hondo impacto produjo la presencia de la anarquista española, junto con el
florecer creador de la clase obrera: varios poetas cantaron a la anarquista
española. Entre ellos, Néstor Recabarren V., comerciante, miembro fundador del
POS, quien publica (08. 03.13): A la
señora Belén de Sárraga de F., uno de cuyos versos afirma:
”Vos sois el apóstol que de
tierra en tierra/ predicando una verdad marcháis constante/ vos sois la luz
esplendorosa y bella/ que ilumináis los cerebros ignorantes”.
Por
su parte, Salvador Barra Woll le dirige (también el 08. 03.13) una reflexión
lírica donde resume el sentido del viaje de Belén:
“Mas has
llegado tú y tu alma sublime no permite, por mayor tiempo, las injusticias;
quiere luz para los ignorantes, robustez para el espíritu de los débiles. Por
esto es que redimes al esclavo del que se adueñaron los malvados. Y le enseñas
a romper las ligaduras, mostrándole el horizonte de la libertad y libre será la
humanidad porque tu alma así lo quiere”.
Y
Máximo L. Silva, el 30 de noviembre de 1912. entrega el poema La Mujer,
expresando el anhelo de una mujer “toda
conciencia”:
“Te quiero así: con mucho
amor, sin rezos/ sin oraciones, sin misal, sin cura:/ sin que jamás puedan
tenerte presos/ otros lazos sin ser los de mis besos/ ni otros besos sin ser
los de mi ternura”.
Ese
mismo año se había puesto en escena en Iquique el drama social Los Vampiros, de Nicolás Aguirre Bretón,
donde toda una familia obrera es protagonista de la lucha por la redención
humana. En la prensa sale el comentario elogioso de Recabarren, con la
información de que la obra ha sido impresa para representarla en los medios
obreros.
Las
mujeres no se quedaban a la saga y El
Despertar de los Trabajadores publica los primeros trabajos literarios de
las proletarias chilenas: La
esposa del bebedor, de María Espíndola de
Muñoz (29.08.12), que será recitada y aclamada por años en las tertulias y
veladas obreras, y ¡Voy pasando!, de la modista Melania
Rodríguez (19.07.13), bien elaborada reflexión que acusa la poderosa influencia
de Belén de Sárraga.
La
librepensadora también había sido invitada a Valparaíso, Concepción y
Antofagasta. Cautivó al público de las cinco principales ciudades chilenas. Su
partida no la sumió en el olvido, pues ese mismo año, al mes siguiente,
empezaron a nacer uno tras otro los centros femeninos “Belén de Sárraga”. Sería
injusto decir que esto es fruto de la sola iniciativa de Recabarren, pues el
primero nació en Valparaíso, aunque tuvo corta vida; luego surgió otro en
Antofagasta y el siguiente en Iquique. Estos centros tuvieron su auge hasta
1915, luego decayeron hasta disminuir por completo en 1918, por efecto mismo de
la declinación de la explotación salitrera. El Centro Femenino “Belén de
Sárraga” de Iquique no corría, sino que volaba y comenzó a regirse por sus
propios estatutos. Durante su primer año de vida, este centro realizó treinta y
seis reuniones generales y de comités, ocho veladas conferencias y participó en
veinticuatro manifestaciones públicas y privadas, es decir, sesenta y ocho
actividades correspondientes a más de una por semana.
El
Centro Femenino “Belén de Sárraga” de Iquique no corría, sino que volaba y
comenzó a regirse por los siguientes estatutos, publicados en El Despertar de los Trabajadores el 19
de abril de 1913:
“Art. 1. Este centro se compone de mujeres que
voluntariamente y sólo por amor a la verdad, se comprometen a no tener en lo
sucesivo ninguna relación directa ni indirecta con el clericalismo y sus
instituciones.
“Art. 2. Todas las mujeres que componen este centro se
comprometen a propagar estos bienhechores pensamientos por medio de visitas
domiciliarias a sus amigas, invitándolas a conferencias, exhortándolas a leer,
estudiar y buscar la verdad.
“Art. 3. Las madres de familia que ingresen al centro
ewducarán a sus hijos dentro del más alto sentimiento de libertad y de verdad y
ajenos a todo sentimiento clerical.
“Art. 4. Las jóvenes que ingresen al centro cuidarán al
formar su hogar que el compañero que elijan sea un verdadero y firme librepensador.
“Art. 5. Todas las que compongan este centro, a la
medida de sus fuerzas procurarán propagar el libre pensamiento y aumentar el
número de sus afiliadas.
“Art. 6. Para el sostenimiento del centro y la
propaganda de sus ideales, cada asociada pagará una cuota de un peso mensual.
“Art. 7. El centro efectuará a lo menos una velada
mensual para divulgar y popularizar sus ideales. Igualmente tomará parte en
toda clase de conferencias, comicios u otros actos instructivos”.
Las
integrantes del primer directorio fueron: Teresa Flores —compañera de Luis
Emilio Recabarren—, Juana A. de Guzmán, Nieves P. de Alcalde, Luisa de Zabala,
María Castro, Pabla R. de Aceituno, Ilia Gaete, Adela de Lafferte, Margarita
Zamora, Rosario B. de Barnes y Rebeca Barnes.
Durante
su primer año de vida, este centro realizó treinta y seis reuniones generales y
de comités, ocho veladas conferencias y participó en veinticuatro
manifestaciones públicas y privadas, es decir, sesenta y ocho actividades
correspondientes a más de una por semana.
Llama la atención que, contrariamente a lo aseverado por los elementos
reaccionarios, las feministas amaban constituirse en pareja y tener un hogar
con un hombre elegido por ellas y que tuviese afinidad de pensamientos e
ideales, como se advierte en el artículo cuarto. Al respecto, no podemos menos
que recordar lo que nos dijo doña Elena Caffarena en una tertulia realizada en
su hogar cuando teníamos la ilusión de seguir editando la revista Araucaria en Chile: “No he leído en ningún código
algo que debe ser vital e ineludible para que exista el matrimonio y es la
obligación de amarse”.
La
escritora Teresa Wilms Montt vivía entonces en el Hotel Phoenix de Iquique y, de seguro, las dos mujeres se encontraron en
el vestíbulo o en el paseo. Si Teresa era de una belleza irreal, Belén no se
quedaba a la zaga: menuda, irradiante de magnetismo. Una habrá admirado el
porte altivo y la seguridad de la otra y ésta la clara mirada y elegancia de
aquélla. Pero en esos días, la trágica autora de Inquietudes sentimentales, en 1913 aún no publicaba su
primer libro, sólo llevaba un diario y mandaba a la prensa artículos con el
pseudónimo Tebal. No es demasiado
aventurado suponer que la anarquista española influyó en alguna medida en la
conciencia de la dama chilena que pronto dio tantas muestras de rebeldía y pagó
con la separación obligada de sus hijas, con la reclusión obligada en las
Siervas de la Preciosa
Sangre, luego con el ostracismo, hasta que decidió poner fin
a su vida. Pero a la llegada de la luchadora, el marido de Teresa Wilms,
Gustavo Balmaceda Valdés, difundió en un diario iquiqueño ácidas críticas
contra Belén de Sárraga, tildándola de “conferenciante jacobina”.
Como
lo constata José Santos González Vera, Premio Nacional de Literatura, en su
inolvidable conversación con el pintor Valdebenito, fueron los anarquistas
quienes invitaron a Belén de Sárraga a Chile. Este pintor lo convidó a oír a la
conferenciante al Teatro Alhambra. Adentro los manifestantes, todos varones, “mil o más hombres”, gritaban expresando
sus tendencias ácratas o radicales:
“—¡Viva el libre pensamiento!
¡Viva el comunismo anárquico! ¡Viva la revolución social! (…)
—¡Viva la evolución, muera el
oscurantismo! (…)
—¡Mueran los frailes!”
Se sabe la fecha exacta del suceso: el 3 de febrero de 1913. Era tanto
el fervor que despertó la oradora en esa concurrencia que a la salida, cuando
Belén se montaba en coche para regresar al Hotel Oddó, donde alojaba, los
hombres desuncieron los caballos del carruaje para tirarlo ellos mismos
(idéntico homenaje se le había rendido otrora aquí en Chile a la insigne actriz
Sarah Bernhardt). Cuando allí llegaron con ella, algunos de los entusiastas, la
acompañaron a su cuarto y un joven poeta, desde el balcón le brindó su homenaje
recitando unos poemas suyos: era José Domingo Gómez Rojas. (El muy joven poeta
quedó empapado de la prédica de Belén y luego, en manifestaciones públicas,
pidió la derogación de la ley de servicio militar obligatorio).
González Vera en pocas palabras, ofrece un certero retrato de la admirable
mujer:
“Y Belén de Sárraga, muy blanca, con líneas de
mujer árabe y pasos de danzarina se enfrentaba con el bullente público. Después
de sonreír comenzaba a expandirse su voz flexible e invasora”.
Esa voz era el medio para hacer llegar las ideas liberadoras a la mente
de todos, no era una voz para tocar lo irracional, lo emotivo, sino para abrir
camino a la lucidez.
Un
señor llamado Federico Valdivia B., publicó, entre las críticas reaccionarias
que surgieron contra ella en esos mismos días, un folleto de doce páginas con
una crítica acérrima a la oradora por considerarla enemiga de la familia y del
orden, reconociendo, eso sí, la calidad de su voz excepcional.
El
efecto de la palabra de esa mujer causa profunda impresión en las conciencias.
También
influyó en la dirigente feminista Elena Caffarena, quien atestigua haber visto
a Belén cuando aún era una escolar, mientras sus cinco hermanas y dos hermanos
estudiaban en la escuela y el liceo de Iquique, ciudad donde su padre, Blas
Caffarena Chiozza tenía un taller de medias.
Según Elena Caffarena, las ocho conferencias de Belén de Sárraga
causaron “uno de los mayores escándalo que recuerda Iquique. Los curas la
injuriaban, hacían propaganda contra ella desde el púlpito, en la calle, de
casa en casa”. Comprensible, si la española enfocaba en sus conferencias temas
como: Sacerdocio del magisterio.
La
impresión que causó la española también es evocada con gran fuerza, muchos años
después, por Elvira Reyes en carta a la abogada Elena Caffarena:
“…no me pude contener y más de una lágrima
húmeda se deslizó por mis mejillas al recordar que yo pertenecí como secretaria
al Centro Femenino “Belén de Sárraga” del año 1913 en Iquique y tuve el alto
honor de ir a bordo a recibir a la señora Belén de Sárraga que venía a
visitarnos en persona y a dar nueve conferencias en el Teatro Municipal de
Iquique. ¿Y sabe quién fue el precursor y el guiador de esta gran enseñanza
librepensadora? El Apóstol Luis Emilio Recabarren…”
Elías
Lafferte, también, década más tarde la recuerda y dice que “Belén de Sárraga logró electrizar a los elementos más liberales de
Iquique y también a nosotros los socialistas” . No olvida que visitó los
diarios locales y en El Despertar de los
Trabajadores fue atendida por Salvador Barra Woll (usaba el seudónimo “Dora
Vals” para escribir los artículos feministas) y Luis Víctor Cruz: “Era una mujer alta, arrogante, sumamente
atractiva, cuyos largos años de conferenciante le habían dado una enorme
capacidad de seducción con la palabra”.
Belén sale de nuevo a difundir su palabra vibrante, gracias al libro de
Julia Antivilo y del historiador Luis Vitale, quienes han investigado a fondo
su trayectoria y la influencia que ejerció en Chile. Belén de Sárraga: precursora del feminismo hispanoamericano.
Este rescate de Belén de Sárraga y su importante presencia en la historia del
pensamiento político chileno y latinoamericano, permite apreciar un hecho
oculto de nuestra historia, una memoria deliberadamente olvidada.
El
feminismo no nació en Chile ni en nuestro continente por efecto de la rebeldía
de los sectores medios o altos de nuestra sociedad, fue un asunto de clase, de
la clase proletaria. El olvido no procede sólo de los sectores dominantes sino
también del sectarismo que ha pretendido borrar la influencia anarquista y
socialista. Tuvo su cuna en el norte salitrero y su irradiación perduró más
allá del declinar de esa industria. De modo simultáneo, en toda América, se
producía el despertar. Esta acción fue paralela y ajena a la de Inés Echeverría
de Larraín y el Club de Señoras, a la de Amanda Labarca y el Círculo de
Lectura, fundados en 1915, pero se conecta con el Consejo Federal Femenino,
creado ese mismo año al alero de la
FOCh (Federación Obrera de Chile) y con la Federación Unión
Obrera Femenina, dependiente de la
IWW (Trabajadores Industriales del Mundo) que llama en 1921 a las obreras a
federarse “contra los abusos del capital”.
Siempre nos causará renovado asombro la importancia y la influencia que los
centros femeninos “Belén de Sárraga” tuvieron en el movimiento feminista
chileno.
Bibliografía:
ARANDA B., Claudia y CANALES A., Ricardo: Páginas Literarias de los obreros socialistas
(1912-1915). Ediciones ICAL, 1991.
BRAVO ELIZONDO, Pedro: Cultura y teatro obreros en Chile. 1900-1930.
Ediciones Michay, Madrid, 1986.
BRAVO ELIZONDO, Pedro y GONZÁLEZ MIRANDA,
Sergio: Iquique y la pampa (1900-1930).
Universidad José Santos Ossa y Taller de Estudios Regionales, Iquique, 1994.
GAVIOLA ARTIGAS, Edda; JILES MORENO, Ximena;
LOPRESTI MARTÍNEZ, Lorella; ROJAS MIRA, Claudia:
“Queremos votar en las próximas elecciones”. Historia del movimiento femenino
chileno, 1913-1952. Coedición de Centro de análisis y difusión de la
condición de la mujer / La
Morada / Fempress./ Ilet /Isis / Librería Lila / Pemci /
Centro de estudios de la mujer, 1986.
GONZÁLEZ VERA, José Santos: Cuando era muchacho. Nascimento, 1969.
KIRKWOOD, Julieta: Ser política en Chile. Los nudos de la sabiduría feminista. Cuarto Propio, 1986.
LAFFERTE, Elías: Vida de un comunista. Austral, 1971.
POBLETE, Olga: Una mujer. Elena Caffarena. Cuarto Propio, 1993. VALDIVIA
B., VALDIVIA B.Federico: La propagandista doña Belén de Sárraga: cada cosa en su lugar.
Imprenta Industrial, La Serena,
1913.
VIDAL, Virginia: Emancipación de la
mujer. Edit. Quimantú, 1972.
Vitale, Luis , en colaboración con la investigadora
Julia Antivilo, prólogo de Virginia Vidal: Belén de Sárraga: precursora del feminismo
hispanoamericano. CESOC, 2000.
WILMS MONTT, Thérèse: Inquietudes sentimentales (grabados de Gregorio López
Naguil) Imprenta Mercatali, Buenos Aires, 1917.
Publicado en Antivilo, Julia y Vitale, Luis. Belén de Sárraga: Precursora del feminismo hispanoamericanoescrito, CESOC, 2000, Santiago de Chile. Puesto en línea en Mujeres Viajeras http:// historiasmujeresviajeras. blogspot.com/
Publicado en Antivilo, Julia y Vitale, Luis. Belén de Sárraga: Precursora del feminismo hispanoamericanoescrito, CESOC, 2000, Santiago de Chile. Puesto en línea en Mujeres Viajeras http://
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