Arpillera El Retorno.Talleres
Solidarios, Arzobispado de Santiago, Vicaría de la Solidaridad |
Este mes se conmemoran 40 años del fatídico golpe de estado contra el presidente Salvador Allende y el gobierno democrático de la Unidad Popular. El 11 de septiembre de 1973 comenzó en Chile una dictadura cívico-militar que duró 17 años y que tuvo cientos de miles de víctimas.
Recordando a las mujeres y sus múltiples caminos durante estos difíciles años, se presenta a continuación una entrevista a la destacada periodista, escritora y viajera Virginia Vidal, exiliada y activista contra la dictadura chilena...
Carla Ulloa Inostroza y Virginia Vidal, fotografía de Milko Ulloa |
Carla Ulloa Inostroza: ¿Recuerda cuál fue su primer viaje? ¿Cómo fue?
Virginia Vidal: China. Pero antes de
llegar a pisar esa tierra fue preciso transportarse en un alucinante viaje
infinito, descendiendo en Lima, Quito, Curacao, isla Santa María, Amsterdam,
Budapest, Moscú, Novosibirsk. En Moscú fue posible ver en el centro de
exposiciones los recuperados restos de las naves espaciales, testimonios del
más maravilloso viaje emprendido por el ser humano.
Carla Ulloa Inostroza: ¿Cuál fue el
viaje que más le gustó hacer? ¿Por qué?
Virginia Vidal: Todos me han
proporcionado alegría, conocimientos, curiosidad, pero ser la única periodista, la única de Chile y América, que cubrió en Estocolmo la entrega del Premio
Nobel a Pablo Neruda (en el año 1971) es algo que ha marcado mi vida. Puedo repetir sus
palabras: “Yo pertenezco con orgullo a la multitud humana”. El viaje se
inició en París y no pude entrevistarlo, porque se hallaba en su casa la Manquel (aldea de Condé-sur-Iton, de la Normandía francesa). Estuve en
el taller del escultor Brancusi; luego partí a Rumania, viaje perfecto y bello
donde tuve la dicha de conocer su humilde casa natal y sus obras la Columna
infinita, la Mesa del
silencio, la Puerta del beso. Fui a
Alemania y no olvidaré jamás mi estancia en Dresden. Al fin, llegué a Estocolmo
y estuve en el aeropuerto cuando Pablo Neruda y Matilde Urrutia bajaron del avión.
Carla Ulloa Inostroza: Los viajes nos
sitúan en otro espacio, nos obligan a enfocar la vida cotidiana y los
pensamientos bajo otras perspectivas, en este sentido ¿Qué viaje le sorprendió?
Carla Ulloa Inostroza: Usted es una
gran lectora ¿Qué libro de viajes le gusta más? ¿Por qué?
Virginia Vidal: No estarán
catalogados como tales, pero Diez
días que estremecieron el mundo tanto como México insurgente, de John Reed, son para mí los reportajes de los
viajes y las experiencias humanas más conmovedoras del siglo XX; la revolución
rusa y la revolución mexicana. Nada más y nada menos que la movilización de los
pueblos para materializar un sueño.
Carla Ulloa Inostroza: A usted le tocó vivir uno de los periodos más terribles en la historia de Chile, me refiero al golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende y los posteriores 17 años de dictadura cívico-militar. En ese contexto ¿Cómo se vieron influidos sus viajes?
Carla Ulloa Inostroza: A usted le tocó vivir uno de los periodos más terribles en la historia de Chile, me refiero al golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende y los posteriores 17 años de dictadura cívico-militar. En ese contexto ¿Cómo se vieron influidos sus viajes?
Virginia Vidal: Obligada a
permanecer en el exilio, porque la “L” en el pasaporte*
me impidió retornar,
dediqué todo mi trabajo, tiempo y escritura a denunciar la infinidad de
atentados de la dictadura de Pinochet contra nuestro pueblo, contra la
libertad. Mis viajes no fueron de turismo ni de vacaciones. Fui miembro del
consejo de redacción de la revista “Araucaria”, trabajé en el Programa “Escucha
Chile” de Radio Moscú y fui su corresponsal desde fines de 1979 hasta 1987. En
esos años ejercí los más diversos oficios para costear mi corresponsalía. Me
invitaron a dar conferencias, a contar Chile. Belgrado, Split y otras ciudades
de la Yugoslavia de entonces, Boloña, Roma, Moscú, Leningrado, la inolvidable Uliánovsk (antigua Simbirsk) a orillas del Volga, Tashkent, Bujara, Samarkanda, fueron
escenarios incorporados a mi novela “Rumbo a Ítaca”. Desde los años 1980 a 1987 viví en
Caracas y recorrí muchas ciudades de la generosa y fraterna Venezuela. Viajé varias
veces al México inagotable, a Cuba donde sentí el calor, la belleza y alegría
santiaguera, de Trinidad, Matanzas y otros lugares. Todos los países, todos los
pueblos expresaron la más conmovedora solidaridad con el nuestro.
Arpillera. Aeropuerto Exilio 1974 - 1986 PIDEE - Linares. Chile |
Carla Ulloa Inostroza: Si usted pudiera escoger cualquier momento
histórico y cualquier persona para acompañarla, ¿qué viaje le gustaría hacer?
Virginia Vidal: Ahora mismo volvería
a China e iría a otros países también con el mejor guía del mundo, Francisco
Coloane, un sabio de incansable curiosidad, conocedor de barcos, viajeros y
aventureros.
Carla Ulloa Inostroza: Gran parte de su trabajo lo ha dedicado al
estudio de las mujeres, sobre todo de las escritoras, ¿considera usted que el
feminismo se fortalece con los viajes?
Virginia Vidal: Creo que los viajes
ayudan a hombres y mujeres a conocerse a sí mismos, a conocer, comprender a los
demás seres y compartir con ellos, a sentir que con el corazón bien puesto y el
cerebro pensante no hay frontera ni color que pueda impedir la aspiración a la
equidad y la fraternidad. Muy bien lo supieron Flora Tristán, la nieta de Gauguin, Belén de
Sárraga, la heroica Louise Michel y Marta Vergara.
Carla Ulloa Inostroza: se le atribuye a Miguel de Unamuno la frase “El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”
¿Qué le parece?
Virginia Vidal: No estoy segura de la
autoría de esta frase que se le atribuye, pero no se puede olvidar que el 12 de
octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca, al grito de Millán Astray el
sabio y apasionado rector don Miguel de Unamuno vaticinó: “Acabo
de oír el grito necrófilo y carente de sentido de ¡Viva la Muerte! Me suena lo
mismo que ¡Muera la Vida! Y yo, que he pasado la vida creando paradojas, he de
deciros, como autoridad en la materia, que esa ridícula paradoja me repugna. […]Desgraciadamente
hay demasiados inválidos en España. Y pronto habrá muchos más. Me aterra pensar
que el general Millán Astray pueda dictar normas de psicología de masas. Un
inválido que carezca de grandeza espiritual de Cervantes, que era simplemente
un hombre, y no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones,
un inválido, como digo, que carezca de esa superioridad de espíritu, suele
sentirse aliviado viendo como se multiplica el número de mutilados alrededor de
él”.
Arpillera. Hangar, Lan-Chile,
Aduana. Talleres Solidarios, Arzobispado de Santiago, Vicaría de la Solidaridad |
* La letra “L” significaba “pasaporte limitado” porque era válido sólo para desplazarse fuera de las fronteras del país, usado por la dictadura desde 1973 a 1989.
Las imágenes de las arpilleras se encuentran en el sitio El exilio chileno: http://chile.exilio.free.fr/index.htm
Sitio de Virginia Vidal:
http://virginia-vidal.com
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